martes, 15 de febrero de 2011

LA IMPOTENCIA DE UNA MADRE DOCENTE

Que nuestro sistema educativo se tambalea desde hace algunos años, no es una novedad. A ninguno se nos escapa, a estas alturas, un sinfín de causas que han ido provocando esa falta de equilibrio y salud que padece.
A los que estamos en esta profesión nos duele ver su continuo deterioro y la impasividad con la que asisten a él los que desde los despachos “organizan” nuestro trabajo, ajenos a lo que ocurre a pie de obra. Sin tenernos en cuenta a nosotros, a los que ya casi sin fuerzas seguimos empujando a nuestras “enfermas” escuelas.
Mi decepción como docente es cada vez mayor, puesto que ahora, además de ver como de deja hundir el sistema por una mal gestión de nuestros recursos (entre otras cosas), me toca asistir como madre de una alumna de 1º de primaria a una situación inadmisible, por más que se esté convirtiendo en algo frecuente en numerosos Centros de nuestras islas.
La cuestión es que ante la ausencia de su profesora por una baja presentada en los primeros días de enero, y previendo ya que se extendería durante todo el curso, el grupo de clase ha estado siendo “repartido” por otras aulas de 3º, 4º, 5º y 6º nivel. Y en los momentos que ha sido posible, atendidos por el profesorado del Centro con disposición de alguna hora sin alumnos/as.
Esta situación ha provocado malestar entre los padres, preocupados por el ritmo escolar y la formación de sus hijos. Dicho malestar, inquietud, ha sido trasladado a la dirección del Centro, que ha dejado ver que está desbordado en cuanto a la solución del problema, pues a pesar de las gestiones, la respuesta que ha obtenido de la Consejería ha sido su negativa a cubrir dicha baja, alegando falta de medios económicos.
Posteriormente a ésto, han sido los padres los que han hecho las gestiones con el inspector y Director Territorial obteniendo como respuesta que la solución se las debe dar la dirección del Centro, que para ello cuenta con un plan de sustituciones y que en su plantilla tiene más profesores que grupos de alumnos/as.
¡Vaya forma de liarla! ¡Qué manera de manipular la información!
Mi hija y sus compañeros, necesitan un tutor, un profesor que cuente con 18 horas para ellos. No se si me equivoco pero ¿hay algún Centro en nuestra isla que disponga entre los profesores integrantes de su claustro un docente con esa disponibilidad horaria?
Resumiendo, con esta información las familias se dirigen a la Dirección del Centro, algo ya enrabietadas y desconcertadas para pedir explicaciones y ésta pide unos días para reestructurar el horario vigente, aprobado en septiembre, y ofrecer todos los recurso humanos que puede dar el Centro. Después de todo ese proceso, el horario que se presenta como único posible es el siguiente:
Esto ha supuesto un esfuerzo por parte del Centro, equipo directivo, profesorado y alumnado en general (al que se ha privado de los apoyos pedagógicos tan necesarios).
Lo que han podido hacer es, a mi entender, desvestir a un Santo para medio y mal vestir a otro.
¿Puede el Sr. Inspector, Director Territorial o alguno de ustedes (compañeros/as), como profesionales del tema, decirme si es pedagógicamente apropiado que mi hija vea su jornada escolar convertida en sesiones de instituto?
¿Dónde queda la tan manida calidad educativa con la que se llenan la boca desde los despachos?
Como madre y como docente quiero una solución para este problema, no sólo el de mi hija, sino el de tantos y tantos alumnos/as que se encuentran ahora mismo privados de su derecho a la educación, y a una educación digna, no parcheada.
Y como docente también tengo claro que esa solución no está en manos de los equipos directivos de los Centros.
Ya está bien de eludir responsabilidades, ya está bien de cargar a los docentes con problemas que se salen del ámbito educativo y entran en la mera gestión de los recursos.
Son los de los despachos los que tienen que proporcionar los recursos humanos para que cada Centro pueda ofrecer el profesorado que necesitan nuestros alumnos/as. Son ellos los que tienen que garantizar una verdadera calidad de enseñanza gestionando bien, que es su trabajo.
Yo no me resigno a que haya alumnos/as que partan ya con desventaja desde el principio de su larga etapa educativa por el hecho de que su profesor/a se enferme o sufra un accidente y coja una baja y no sea sustituido debidamente.

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